domingo, 28 de diciembre de 2008

UNA LECCION DE ECONOMIA

Una lección de economía.

1- un grupo de 10 amigos se reunen diariamente en el bar del barrio para tomar cerveza, luego que cada uno tomó su cerveza, reciben una facturación global por 100 shekel. Pagaron la factura de la misma manera que pagarían el impuesto a las ganancias.
2- Cuatro de los amigos (de bajos recursos) no pagó nada por su cerveza, el quinto pagó 1 shekel, el sexto pagó 3 shekel, el séptimo 7, el octavo 12, el noveno 18 y el décimo (el mas rico de todos) 59 shekel.
3- De acuerdo con este sistema de pago por las cerveza que tomaron, los cuatro primeros amigos no pagaron nada y el resto según el detalle del punto anterior. Siguieron visitando el bar y siguieron tomando cerveza, hasta que....
4- Un día el dueño del bar les dijo que recibirían un descuento de 20 shekalim y en lugar de 100 pagarían 80 shekalim.
5- Hicieron la cuenta y encontraron que el descuento para cada uno equivale a 3,33 shekel, (20 dividido 6). Si restamos 3,33 del importe que paga cada uno, encontramos que el cuarto y el quinto deben recibir dinero de vuelta.
6- El dueño del bar ve que los hombres no se ponen de acuerdo con el nuevo cálculo y les ofrece repartir el dinero del mismo modo en que pagaron antes. Y se esfuerza en hacer el cálculo para ellos.
7- De ese modo sale que también el quinto amigo no tiene que pagar nada (ahorro del 100%), el sexto paga 2 en lugar de 3, (ahorro del 33%), el séptimo paga 5 en lugar de 7, (ahorro del 28%) el octavo paga 9 en lugar de 12, (ahorra 25%), el noveno paga 14 en lugar de 18 (ahorra 22%) y el décimo pagará 50 en lugar de 59, (ahorra 15%). Total a pagar 80 shekalim.
8- Luego de recibir el descuento las condiciones de pago se modificaron. Cinco de los amigos bebió su cerveza sin pagar. Cuando salieron del bar los amigos comenzaron a calcular cuánto ganaron como resultado del descuento recibido. Yo ahorré 1 shekel de los 20, dijo el sexto y en cambio el décimo ahorró 9. y el quinto dijo yo tambien ahorré 1 shekel solamente, no es justo que el décimo gane 9 veces más que yo. El séptimo gritó, por qué eldécimo ahorró 9 y yo solamente 2. SIEMPRE LOS RICOS GANAN MAS.
9- Y entonces los cuatro amigos que desde el principio no pagaban por la cerveza, gritaron, nosotros no ahorramos nada, este sistema se aprovecha de los pobres. Los nueve amigos se enojaron con el décimo y dirigieron a él todas sus quejas.
10- Al día siguiente llegaron los nueve amigos al bar a tomar su cervecita, pero el décimo luego de lo que pasó el dia anterior no fué. Cuando llegó la hora de pagar no tenían siquiera la mitad de la suma requerida.
11- La moraleja interesante e importante para los niños, estudiantes, periodistas, profesores y otras sabias personas es. Los ricos pagan impuestos altos y ganan mucho cuando los impuestos bajan. Si les aumentamos los impuestos y los golpeamos porque son ricos, se irán. En el exterior los quieren mucho cuando ellos toman allí su cerveza, y en general la cerveza en el exterior es un poco mejor. El que entendió no necesita otras explicaciones, y el que no entendió ninguna explicación más, puede ayudarle.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Tomamos unos mates?

TOMAMOS UNOS MATES?....de Lalo Mir en el programa 'Lalo Bla Bla' Radio Mitre

El mate no es una bebida... Bueno, sí... Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse.

El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo...
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es 'hola' y la segunda ¿unos mates?'.
Esto pasa en todas las casas.
En la de los ricos y en la de los pobres.
Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.
Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten los padres y los
hijos sin discutir ni echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate
sin preguntar.
En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los
buenos y los malos.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo
das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo
enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo.
Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy
caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito
de limón.
Cuando conocés a alguien por primera vez, '¿te tomás unos mates?'. La
gente pregunta, cuando no hay confianza: '¿Dulce o amargo?'..El otro
responde: Como tomes vos'.
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es
lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre.
Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera
de nuestras pestes y maldiciones eternas.
Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.
Este es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser
un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de
pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.
Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El
día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya
nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día
cualquiera.
Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo.
Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay
revoluciones.
El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de
valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es
buena. La charla, no el mate.
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás
mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambiá la
yerba!'.

Es el compañerismo hecho momento. Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente: '¿está caliente, no?'
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir 'gracias', al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores
pretensiones que compartir.